Hoy, mientras preparaba mi área de trabajo para empezar la semana con toda la actitud, me di cuenta de algo: me estaba disparando en el pie al comenzar el lunes con las tareas que más estrés me causan. Siendo yo mi propia jefa, con la libertad y el poder de organizar mi agenda como mejor me plazca, habiendo ya transformado mi odio hacia los lunes en mi día favorito de la semana, me pregunté: ¿por qué empezar el primer día laboral con lo que más me desestabiliza? Así que, casi a regañadientes, decidí hacer una pausa y reflexionar.
Terminé leyendo los primeros artículos que escribí en el blog, y me sorprendió darme cuenta de cuánto he cambiado desde que comencé este proyecto. De lo distante que veía lo que hoy estoy viviendo. Dentro de dos meses se cumplirá un año de aquella primera entrada y, sinceramente, parece una ilusión mirar hacia atrás y ver todo lo que ha cambiado en mi vida: cómo he crecido, cómo han cambiado mis días y cómo he cambiado yo.
He empezado a evaluar todo: mi alimentación, la manera en que me expreso, cómo reacciono ante las situaciones, cómo veo la vida y cómo trato mi negocio. También he reflexionado sobre las personas que he permitido rodearme, cuánto se ha transformado mi círculo y las decisiones que he tomado para distanciarme de ciertas personas o situaciones. No te niego que muchos de esos distanciamientos han dolido, que sigo queriendo a esas personas y me hago presente cuando me necesitan. Sin embargo, no puedo hacer que los demás vean y entiendan mis decisiones como yo las veo, que asimilen mi nueva versión como aceptaron la anterior, y eso he aprendido a respetarlo.
El crecimiento personal y profesional están entrelazados. Si yo no crezco, cambio o mejoro, mi negocio tampoco lo hará. Hoy, al mirar hacia atrás, me doy cuenta de que, aunque el camino ha sido duro, he aprendido a hacer las paces con el proceso. No siempre me ha tratado bien, pero cada caída me ha forjado y preparado para manejar mejor el futuro.
Podría hacerte una lista interminable de todos los retos a los que me he enfrentado: de todas las personas que, de una forma u otra, me han hecho sentir defraudada; de todos los portazos que he recibido; de las miradas de desagrado que me han regalado, como si me acusaran por mi "falta de experiencia"; y de las falsedades que han levantado en mi contra, ya sea para desprestigiarme a mí o a mi negocio.
No obstante, aunque pudiera ver esa lista de tropiezos como fracasos, con el tiempo he aprendido a verlos como oportunidades, aunque suene cliché o trillado. Cada error, cada dólar perdido, cada situación difícil ha sido una lección, no un fracaso. Han sido oportunidades que me han blindado y que me preparan para el futuro que estoy construyendo. Hoy son lecciones no solo aprendidas, sino también aplicadas. Es por ello que, aunque parezca difícil de creer, esa lista de retos, que probablemente seguirá creciendo, la agradezco.
Cada lunes para mí es una oportunidad de comenzar, de ser mejor que la semana anterior, de tener una mejor actitud, de acercarme no solo a mi meta, sino también a la persona capaz de lograrlo: ¡mi mejor versión! En realidad, cada día es una oportunidad para mejorar, pero yo elijo los lunes para empezar con el pie derecho, porque aún trabajo en no arrastrar mis frustraciones durante toda una semana. Así que cada lunes me recuerdo que debo dar lo mejor de mí. Si deseo seguir alcanzando el éxito, debo hacerlo de la mejor manera posible, sin importar cómo lo hagan los demás, lo que piensen de mí o los obstáculos que se presenten para detenerme o desanimarme. Si no desvío la mirada de lo importante, no hay razón para salirse del camino.
Ahora, al mirarme al espejo, veo lo que otros ya veían en mí y me lo repito: "Eres capaz", "Eres valiente", "Eres suficiente", “Eres imparable”, "Eres injodible". Este viaje ha sido mucho más que emprender un negocio; ha sido un viaje de amor propio, de reconocerme a mí misma, de perdonarme y de despertar. Pero, definitivamente, no lo he hecho sola. Me han acompañado personas importantes que han hecho lo imposible por alentarme, me han acompañado mentores que me proveyeron las herramientas correctas para forjarme, y me han acompañado varios libros, de los que aprendí muchísimo y adquirí grandes herramientas para continuar creciendo. Otra razón para creer en el poder de los libros: han sido mi salvación, mi universidad, mi guía.
1 comentario
Eres injodible!!! Te amooo primota primitttaaa!!!!